Filosofia del autor...

Toda crítica es en esencia destructiva, a menos que sea una alabanza parcializada. Voy a escribir con la más sincera honestidad de lo que vea proyectado en la pantalla, sin tapujos ni eufemismos que vicien el artículo. En muchos de ellos puede que encuentren "spoilers" que den a conocer puntos claves de la trama, pero que son importantes para dar una opinión global, trataré de evitarlos en al medida de lo posible, no lo prometo. Quiero aclarar que ninguna crítica es a título personal, ensañando contra autores, actores o productres, y que la opinión no le pertenece a nadie más que a mi, y no quiero influenciar en la opinión del resto, ofenderles o defenderles, simplemente es un ejercicio de percepción personal. Los afiches y fotos que acompañen a los artículos no pretenden violar copyright, los usaré solamente para ilustrar y ayudar en la ubicación del material del que hablo.

martes, 5 de abril de 2011

El sexo y el cine, parte 1. EL DESNUDO, ARTÍSTICO O PORNOGRÁFICO?

El día de hoy empiezo una trilogía de artículos enfocados a iluminar el taboo que la sexualidad provoca en muchas personas que ven películas, me motivo a escribir la sorpresa que me provoca ver que muchos creen que el sexo y el cine solo de conjuga en la pornografía, y etiquetan cruel y banalmente una cinta solo por su alto contenido, o bajo, sexual, sensual, erótico o liberal.
El título de cada artículo es el siguiente:
Parte 1: El desnudo, artístico o pornográfico?
Parte 2: Sensualidad, sexo, erotismo, vehículo o publicidad?
Parte 3: La sexualidad humana, el pensamiento liberal y la doble moral de la sociedad que ve o deja de ver el cine.
EL DESNUDO, ARTÍSTICO O PORNOGRÁFICO?
 

Para empezar a desentramar el tema, considero que hay que empezar por lo que escandaliza a la mayoría de moscas muertas: Una persona desnuda en pantalla es sinónimo de risillas, chiflidos y bochornos. La expresión más pura de humanidad está en la persona desnuda, donde ya no hay biombos que disimulen sus defectos o le hagan aparentar superior o inferior a sus desnudos iguales.
Lo anterior no significa que todos los personajes, actores y actrices deben estar dos horas en pantalla sin nada más que el guión de su personaje. Cuando un desnudo se hace solo por llamar la atención se convierte en una escena gratuita, prescindible que roba atención al guión, dirección y al conjunto de elementos que forman una película, así sea mala. El desnudo gratuito es el más común de encontrar, especialmente en comedias, chuscas por supuesto, desnudos de 2.3 segundos que el público espera para reírse por fuera y elucubrar lujuriosamente por dentro.
Escribiendo este artículo recuerdo todas las declaraciones de celebridades de segunda, que han aceptado cheques a cambio de posar para revistas o dar un flash de su derriere en una mala película de corte sentimentaloide; es simpático la cantidad de veces que hemos escuchado: “no es un desnudo vulgar, es un desnudo artístico, todo bien cuidado y muy bonito”. No existe el desnudo artístico, lo único que existe es el desnudo, el adjetivo se lo da el contexto y la expresión que se pretende alcanzar con la imagen. Una actriz rodeada de cariátides griegas con la mano sobre el pubis no es necesariamente artístico, más se acerca al kitsch y si la mencionada fotografía se publica en la revista Playboy o en el canal XXX, llamarle arte es una ofensa al mismo autor de obras como “Laocoonte y sus Hijos” o las sublimes expresiones de “Psique y Eros”, por mencionar ejemplos clásicos (y neoclásicos).
En el cine hemos visto infinidad de piel en todo tipo de películas, desde los enteramente necesarios desnudos de películas como “The Pillow Book” de Peter Greenaway, “Breaking the Waves” de Lars von Trier o incluso “El Decamerón” de Pier Paolo Pasolini; así como el desnudo que se impone como un estado de rebeldía en contra de lo que se espera del arte; ejemplos como la trilogía de “Heat”, “Trash” y “Flesh” de Andy Warhol y Paul Morrisey son claros. Otras películas como “Pink Flamingos” de John Waters, o “Irreversible” de Gaspar Noé son simplemente incomprensibles si no contaran con amplios, detallados e incómodos desnudos en su desarrollo.
La conclusión a la que espero llegar es que el desnudo no es necesariamente vehículo de arte o vulgaridad y cuando las mentes y los ojos de las personas que juzgan a los autores o interpretes que se despojan de todo en pantalla se empiecen a abrir, es entonces cuando realmente vamos a poder disfrutar de productos de calidad, con propuesta creativa que radica más allá que impresionar al auditórium con un trasero perfecto.
Pd. debido a que blogger no me lo permite, no subo más imagenes de los desnudos que menciono, pero ahi estan todas las recomendaciones para su crítica personal.